Roque Zanutigh tenía 70 años y era un empresario. Él y sus hijos administraban su propia planta de gas y un campo dedicado a la cría de ganado.
Años atrás, había sufrido un accidente cerebro-vascular (ACV) que le dejó secuelas en el lado derecho de su cuerpo. Le costaba moverse y también hablar. No obstante, con mucho esfuerzo y constancia, había logrado mejorar mucho su condición.
Todos lo apreciaban. Sus clientes se hacían amigos y era un clásico todas las mañanas que pasara a tomar un café con ellos en alguna de las estaciones de servicio del lugar. “No tenía problemas con nadie. Se llevaba bien hasta con mi mamá, de la que se había divorciado bastante antes”, contó alguna vez Mauricio, uno de sus tres hijos.
El crimen
Cuando apareció su cuerpo masacrado a puñaladas dentro de su casa, toda la sociedad sanjustina se estremeció.
Según pudo reconstruirse, el domingo 24 de enero, Roque compró un pollo cocinado en un local cercano y cenó solo en su domicilio, a una cuadra de la calle principal. Luego, se acostó en su cama, pero minutos después fue sorprendido por el asesino, que se le arrojó encima y lo apuñaló 9 veces en distintas partes del cuerpo. No tuvo oportunidad de defenderse, sus dificultades motrices y lo inesperado del ataque lo dejaron sin chances. Se desangró en el lugar.
El criminal lo envolvió en sábanas, lo tiró al piso y lo cubrió con almohadones. La puerta no había sido violentada y quedó abierta esa madrugada. El cuerpo sin vida fue hallado por su familia la mañana siguiente.
El delincuente sólo se llevó alrededor de 20 mil pesos, una cartera con documentación, dos teléfonos y las llaves del auto, que quedó en el garaje.
Y hoy a 6 años de su muerte la familia sigue reclamando justicia. No hay detenidos. “Desde la Fiscalía nunca se movieron para tratar de esclarecer el caso”, había expresado en su momento su hijo Mauricio.

