En su última noche mundialista, Messi abrió el marcador de penal a los 23 minutos del primer tiempo y Ángel Di María, otra de las grandes figuras, estiró la cuenta a los 32 de la misma etapa.
Mbappé forzó el tiempo extra con un doblete a los 35 y 36 minutos del segundo tiempo y luego quiso los penales cuando empató 3-3 a los 117, en el segundo suplementario, después de que Messi consiguiera el 3-2 a los 109, en un mano a mano colosal entre las dos celebridades del fútbol planetario.
Más de 80.000 fanáticos de Argentina deliraron en el estadio Lusail por la esperada conquista de la selección y elevaron a Messi al plano celestial de Diego Maradona, figura omnipresente en la memoria del hincha durante toda la competencia.
Argentina, campeón ’78 y ’86, se consolidó como el cuarto país más ganador de la Copa Mundial de la FIFA después de Brasil (5), Italia y Alemania, que suman 4. Francia se quedó con 2.
La “Scaloneta”, que ya suma tres títulos por la conquista previa de la Copa América y la Finalissima, cortó con una racha de dos décadas sin consagraciones de equipos sudamericanos.
El país se tiñó de celeste y blanco
Las calles y parajes argentinos terminaron tapizados de celeste y blanco gracias a los gorros, pelucas, vuvuzelas y banderas portadas por los pobladores hasta en los sitios más remotos donde se celebró el flamante título de campeón de fútbol que lograra la selección en el Mundial de Qatar 2022.
De norte a sur y de este a oeste se repitieron escenas de celebración con expresiones populares inusuales. Banderas, cornetas, papel picado, espuma, bocinazos y un gran sentido de pertenencia tiñeron las múltiples geografías argentinas.
El epicentro de los festejos fue el Obelisco de la Ciudad de Buenos Aires. Con cánticos, banderas de Argentina y las caras pintadas de celeste y blanco, una multitud que llegó desde todos los barrios porteños y el conurbano bonaerense para celebrar, bajo un sol abrasador, la consagración de la Selección en el Mundial de Qatar.
Con información de C5N