La licitación de la hidrovía quedó virtualmente caída este mediodía al presentarse una sola dragadora interesada en administrar la vía navegable, ya que el Ministerio de Economía de la Nación había advertido que no continuaría el proceso si había un solo oferente.
La empresa belga del grupo Dredging fue la única que presentó oferta, pese a que había sido la empresa que más había cuestionado el proceso denunciando en sede judicial y administrativa que la licitación estaba direccionada para el triunfo de la actual contratista de las tareas de dragado, y ex concesionaria del sistema troncal de navegación, la belga Jan de Nul.
Incluso, había barajado la posibilidad de no presentarse en la compulsa para dejar en soledad y expuesta a Jan de Nul (y el gobierno), sobre todo luego de que no prosperara su avanzada en la Justicia pidiendo que se suspenda la licitación hasta que se cambien las condiciones.
Pero, en lo que fue la gran sorpresa de la jornada, fue Jan de Nul la que no se presentó. Ahora, se espera que el gobierno ratifique que el proceso se cayó. El vocero presidencial Manuel Adorni dará una conferencia esta tarde para precisar la opinión oficial y anunciar cómo sigue todo.
¿Jugada maestra o perdedores?
Ayer, la Procuración de Investigaciones Administrativas (PIA), una fiscalía autónoma que depende del Ministerio Público, emitió un informe en el que advertía “serias y evidentes irregularidades en la redacción de los pliegos del procedimiento. Lo cual, en lógica consecuencia, conducirá inevitablemente a un procedimiento y posible adjudicación pasibles de reproches administrativos y/o penales”.
Si bien el informe no era vinculante, hizo serios cuestionamientos y se trató del primer revés oficial al proceso, ya que hasta ahora las cautelares presentadas contra la licitación habían sido rechazadas. Además, sobre ese informe se armó un intenso sprint final de los interesados en bajar el proceso, con Deme a la cabeza y también lobbistas cercanos al exministro de Transporte, Guillermo Dietrich.
Se especula que por esa avanzada Jan de Nul decidió no presentarse y así no quedar envuelto en el escándalo de las investigaciones judiciales. Al presentarse, también dejaba la posibilidad de que Deme -que había adelantado al gobierno que se presentaría – impugne el proceso y lo trabe desde adentro.
Por eso, al no presentarse (y si se cae el proceso, como admitió el gobierno) Jan de Nul queda fuera del escándalo, se saca de encima los cuestionamientos por direccionamiento y evita complicaciones judiciales, pero no del negocio: seguirá siendo la contratista que draga la hidrovía administrada por el Estado hasta que se realice una nueva licitación en busca de un nuevo operador privado.
Es más, siguiendo esa línea, en un nuevo llamado a licitación -por más que haya cambios que la emprolijen, pero no la pongan cien por ciento a punto, como pedían los críticos- las empresas dragadoras que hasta ahora se quejaban tendrán mucho menos margen para cascotear el proceso; lo que seguiría dejando en buena posición a Jan de Nul
En ese sentido, la empresa Emepa -a la que contrataron para el servicio de balizamiento- también queda bien parada porque estira el negocio, ya que -por las características de la licitación- había quedado afuera de la puja por la concesión del sistema troncal de navegación.
Impacto político
No obstante, la caída del proceso también tiene otro ganador: la burocracia estatal y sindical que maneja la hidrovía desde que fue estatiazada -un conglomerado que es transversal a los grupos políticos- que podrá seguir en funciones ya que la gestión de la vía navegable se mantendrá más tiempo en el gobierno.
Si bien el presidente Javier Milei pasó la motosierra (con despidos), e incluso eliminó la Administración General de Puertos (AGP), buena parte de esa estructura sigue en funciones (sobre todo los caciques gremiales) acobachada en la nueva Administración Nacional de Puertos.
Con información de Rosario 3