Recordó a su predecesor, Francisco, cuya muerte “nos dejó como ovejas sin pastor”, y adelantó que su tarea será “custodiar el rico patrimonio de la fe cristiana y, al mismo tiempo, afrontar las preguntas, inquietudes y desafíos de hoy”. En particular, destacó dos dimensiones de su misión: el amor y la unidad.
“La Iglesia de Roma preside en la caridad y su verdadera autoridad es la caridad de Cristo. No se trata nunca de capturar a los demás con prepotencia, propaganda religiosa o medios de poder, sino siempre y únicamente de amar como lo hizo Jesús”, afirmó.
León XIV ezpresó su primer deseo: “Una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado”. “Hermanos, hermanas, ¡esta es la hora del amor! Juntos, como un solo pueblo, todos hermanos, caminemos al encuentro de Dios y amémonos los unos a los otros”, concluyó.
Con información de C5N