En un año se duplicó el precio de la leche y el consumo tuvo una caída histórica

Cuando la plata no alcanza para seguir llenando el changuito como antes, lo primero en abandonar la lista de compras son los “gustitos” y “antojos”. Con el resto, la táctica suele ser elegir envases y marcas más baratos. Pero si eso tampoco basta, ya se imponen recortes más drásticos: los que implican dejar de llevar a la mesa alimentos esenciales para la salud o servirlos en menor cantidad. Ese fue el dramático paso que debieron dar, este año, millones de familias argentinas, al reducir su consumo de leche y de lácteos a niveles históricamente bajos. Esto, luego de que sus precios, en sólo un año, llegaran a duplicarse.

En la leche, la escalada fue frenética. Un año atrás, en súper de Capital el sachet más económico de primera marca costaba $ 22,50. Hoy, en cambio, no baja de $ 45: el doble. Si se toma la botella de litro, también de primera marca, el salto anual fue de $ 33 a $ 64: un 94%.

En la misma línea, las consultoras Focus Market y Scanntech relevaron 750 productos y hallaron que la leche fue el segundo que más se encareció en el último año: en promedio, 95,4%. Entre 10 artículos comparados, de sachet y larga vida, el valor pasó de rondar los $ 24,30 por litro en mayo de 2018 a unos $ 50,10 el mes pasado.

En total, el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) calculó que, en enero y febrero el consumo de leche -directo y vía derivados- cayó a un nivel equivalente a 183 litros anuales por habitante. Fue el más bajo registrado desde 2003. Y, sacando ese año, el menor desde 1991. Estiman, en tanto, que el primer cuatrimestre de 2019 tuvo una media de 180 litros, muy lejana a los 193 litros por cápita consumidos en todo el 2018, los 197 de 2017, los 201 de 2016 y los 217 de 2015.

“En 2018 el consumo había disminuido algo, pero la caída de este año fue muy fuerte, en cantidades y en calidades. Los lácteos son el producto básico en el que se están observando los mayores recortes. La gente lleva muchos menos postres lácteos, flanes, queso rallado o leche saborizada. Y en la leche, lo que se destacó fue un vuelco a las marcas secundarias, y del cartón al sachet, lo que incluso provocó complicaciones para mantener el abastecimiento de las marcas más económicas en sachet”, explica Jorge Giraudo, el director ejecutivo del OCLA.

*Fuente @clarineconomico

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