Puerto Deseado, una comunidad que le gritó “basta” a la impunidad

Miles de personas salieron ayer a copar las calles de la localidad portuaria para exigir justicia por María y su hijo asesinado cruelmente en Cueva de Leones. La conmoción sacudió viejos casos sin resolver. Pidieron que renuncie el juez y urgentes explicaciones al poder político. Cobertura exclusiva de LOA.

La violación a una mujer y el asesinato salvaje de su hijo de cuatro años en una playa de Puerto Deseado generó un cimbronazo en la sociedad santacruceña e impactó fuertemente en los medios de comunicación del país.

La convocatoria a una marcha para reclamar justicia circuló apenas conocida la noticia de lo que había ocurrido en el sector denominado Cueva de Leones y ayer, miles de personas protagonizaron la movilización más grande de la que tenga registro la historia criminal en la provincia.

La cita era a las 18 horas en pleno centro deseadense. Varias cuadras de gente parada sobre las veredas formaban un enorme círculo en la avenida principal, en medio de un silencio profundo, apenas interrumpido por los ladridos de algún perro y el chirrido de las ruedas de los cochecitos de bebés.

Más tarde, el campanario de la iglesia sonó cuatro veces y aun así, la gente permaneció inmutable. Recién media hora después, un aplauso retumbó en el pueblo.

Más tarde, la multitud empezó a caminar de forma lenta, entre gritos de ‘¡Justicia!’ que no terminaron hasta ya caída la tarde.

El primer destino fue la Comisaría de Puerto Deseado, donde varios vecinos y vecinas aprovecharon los micrófonos de los medios de comunicación para contar sus experiencias con la inseguridad.

Los relatos de robos, abusos y asesinatos que nunca fueron resueltos terminaron con un ingreso intempestivo a la dependencia.

_ “¡La Justicia no hace nada y la Policía no controla! ¡Que salga el comisario! ¡Que dé la cara!”,se escuchó, ante la mirada impávida de seis uniformados, en su mayoría mujeres, que trataban de impedir el paso de la gente al despacho del comisario, que nunca salió.

Afuera, mujeres gritaban y lloraban desconsoladas mostrando la tapa negra de La Opinión Austral con una pregunta todavía incontestable: ‘¿Por qué tanta maldad?’.

“Yo acá vine a hacer la denuncia contra el tipo que le pegó a mi hija, miren cómo me la dejó y al guacho lo largaron. Miren, miren”, increpó una mujer de estatura pequeña a los policías señalando a su hija, que miraba fijo el piso.

Antes de que la situación se descontrolara, dos personas salieron del despacho: eran el ministro de Seguridad, Lisandro de la Torre, y el superintendente de Policía, Dante Abboud.

Sin embargo, no explicaron demasiado. El ministro apenas si pudo decir que el crimen estaba en una etapa investigativa, que la Policía había aportado toda la prueba existente hasta ahora al juez y que todo su esfuerzo estaba puesto en dar con los dos hombres que violaron a María (44) y mataron a Santino (4).

La gente no quedó conforme y siguió pidiendo que, además del juez, también renunciara el comisario del pueblo, Carlos Orellana, a quien muchos confundieron con el propio De la Torre y le gritaron “te queda grande el puesto, andate”.

_ “¿Qué mierda pasa con la justicia?”, gritó una señora que tenía a dos nenes chiquitos agarrándole las piernas, mientras las personas que estaban a su alrededor aplaudían, como aplaudieron cada gesto de hartazgo por semejante violencia.

En diálogo con el móvil de LOA, una vecina presente contó: “Han ocurrido casos, pero algo tan doloroso no. Nos han pasado cosas tristes, pero esto es atroz. No salimos de nuestro asombro”.

Otro hombre comentó “hemos estado en varias marchas porque hemos pasado varios casos que están impunes, Jesús López, el de ‘Quico’ y otros, y por eso la comunidad pide que el poder político y la Justicia respondan, pero estamos sentados viendo su inacción”.

La marea de gente se fue después a la Municipalidad, donde mostró su indignación con que el intendente Gustavo González no compartiese la calle con ellos para pedir justicia.

_ “¡Que venga el intendente, que dé la cara!”, gritaban afuera del Palacio Municipal, donde increparon a un supuesto secretario del intendente: “¡Llamalo, decile que venga acá! ¡Es el intendente!”, insistieron.

Había transcurrido ya más de una hora y la gente no se desconcentraba. Esa era su oportunidad de decir que lo que pasó no puede volver a ocurrir, pero también que hay un reclamo colectivo, que llegó a su punto de inflexión, contra el juez de la localidad.

Oldemar Villa está hace más de una década como juez de Instrucción de Puerto Deseado. Es un magistrado polémico, que tuvo a su cargo causas importantes como el incendio intencional de casi todas las plantas pesqueras del puerto, motor de la economía deseadense, sin que hubiese jamás una condena.

Ayer la gente aprovechó para sacar al sol los trapos sucios y exponerlo ante los medios de comunicación que desembarcaron en la localidad, mostrando fotos de personas víctimas de asesinatos sin resolver.

Por eso la siguiente parada fue el juzgado, pero allí no había nadie.

_ “Estamos acá porque hay muchos casos no resueltos. Queremos que la Justicia actúe más rápido y no sea tan lerda, y que las penas sean más duras”,dijo una mujer desbordada en llanto.

Otra persona manifestó “esto conmueve demasiado. Desde que mataron a Verito y a Mateo, ya Deseado dejó de ser una ciudad libre. ¡Basta de impunidad! Quedaron muchos casos sin resolver. Esto terminó de colmarnos a todos”.

EN SALTA TAMBIÉN LLORAN

“Era un nene muy cariñoso”

La ciudad de Rosario de la Frontera, en Salta, también está sacudida con el crimen de Santino y el ataque salvaje a su mamá.

Cientos de personas salieron a la calle para pedir justicia, todos detrás de Eustacio, el cuñado de María y tío del nene que mataron.

“Mi cuñada se está recuperando del shock”, dijo y aseguró que su otro sobrino, el de 24 años, “gracias a Dios está bien, nada más que complicado porque está solo, no hay familia ni más nadie que le dé una mano”.

Eustacio recordó a su sobrino más chico y dijo que “era una criatura muy amable, muy inquieta, inteligente, era un nene muy cariñoso, compraba a todo el mundo, no lo vamos a olvidar jamás”.

Según contaron en Rosario de la Frontera, los vecinos y vecinas de María hicieron una colecta para ayudarlos.

*Fuente La Opinión Austral.

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