Más allá de las figuras, el color lo pusieron los cientos de clubes que estuvieron presentes: Boca, Racing, River, Vélez, Lanús, Banfield, Provincial de Rosario, Hacoaj, GEBA, Ciudad y las otras tantas escuelas que no dudaron en ir a ver a su ídola. Papás con sus hijas, mamás y abuelas, grupos de nenas enfervorizados por ver a Simone. Un fanatismo poco visto, o quizá… al que se le da poco lugar en nuestro país.
Con banderas y pancartas, también hubo presencia extranjera con fanáticos de Colombia, Brasil, Uruguay y Chile: nadie se quería perder a la reina indiscutida de la gimnasia.
Mariano llevó a su hija desde Rosario y se pidió el día exclusivamente para que su hija conozca a su ídola: “Venimos desde un club de Funes, Santa Fe, porque apenas nos enteramos supimos que no podíamos faltar. Es un lujo tenerla acá en nuestro país”.
“Mi hija compite en gimnasia y la adora, es su ídola. Siempre que pueda voy a acompañarla”, dijo el papá. La niña se mostró muy feliz por tener la oportunidad de ver a Biles y admitió que lo que más le gusta es cómo ejecuta “su rutina de suelo”, casualmente su mejor aparato.
Pero la norteamericana no es solo cuestión de nenas: hubo mucha parcialidad adulta que también se acercó a Parque Roca para verla. Dos exgimnastas de Club Ciudad recalcaron la importancia de su presencia en Buenos Aires: “Es algo que va a sentar un precedente muy lindo. Es sumamente importante que esté acá”.
Y también subrayaron su humanidad: “Se convirtió en la embajadora de la salud mental y nos hizo ver la vida de otra manera. Envió un mensaje muy potente al mundo”.
Si bien la atracción principal era obviamente Simone Biles, se puso en marcha un lindo show con las gimnastas de la Selección argentina y también una exhibición con las deportistas del nivel élite de la Confederación Argentina de Gimnasia, que pasaron por los distintos aparatos: viga, suelo, barras asimétricas y salto.
Entre ellas se destacó Mía Mainardi, actual campeona del mundo juvenil y una de las principales figuras del seleccionado nacional en la actualidad. “Estoy lesionada, pero tratando de mejorar para llegar a Los Ángeles de la mejor manera”, contó en la previa.
Luego de los shows llegó el momento más esperado: Simone Biles apareció en el escenario y el Parque Roca se vino abajo. El jefe de Gobierno, Jorge Macri, le dio la bienvenida al evento y ella se mostró muy emocionada por la cantidad de gente que solo estaba ahí para verla. Tras haberla declarado como “Huésped de honor” de la ciudad de Buenos Aires, enseguida le entregó la llave del Parque Olímpico, el mayor complejo deportivo porteño.
Después de lo protocolar se dispuso a comenzar con la clínica, estrictamente dirigida a las niñas de 8 a 12 años que componían el programa de desarrollo de alto rendimiento. Junto con su entrenador Laurent Landi, pasaron por los distintos aparatos y dieron instrucciones al grupo infantil.
Bajo su atenta mirada, las niñas pasaron por los diversos ejercicios acompañadas de sus entrenadoras. Biles pasó por cada aparato y corrigió, felicitó y también chocó los cinco con las nenas, generando un recuerdo imborrable para todas ellas. “Es increíble lo talentosas que son todas”, dijo.
En las tribunas, en tanto, era todo aliento, gritos y canciones para la estadounidense. Una vez finalizada la parte práctica, Landi y Biles se colocaron en la pedana de suelo y, junto con todas las gimnastas que participaron de la exhibición, propuso un juego de preguntas y respuestas a modo de conferencia de prensa.
“Empecé desde muy chica con esto y aprendí que no me puedo desmotivar con una caída porque tengo otros elementos más por delante en mi rutina y en mi competencia. Más allá del resultado, ser deportista es aprender a través de los años. Es intentar disfrutar en la competencia”, cerró.

