A 44 AÑOS DEL PASO DEL TORNADO POR SAN JUSTO

El Tornado de San Justo fue un tornado categoría F5 que afectó a la ciudad argentina de San Justo (provincia de Santa Fe) el día miércoles 10 de enero de 1973, causando 63 muertes, más de 200 heridos y millones de pesos en pérdidas materiales. Es el único tornado de tal magnitud registrado en la Historia no solo de Sudamérica, sino de todo el hemisferio sur. Este tornado fue estudiado por Tetsuya Fujita (uno de los creadores de la escala Fujita-Pearson) y lo calificó como el tornado más intenso registrado fuera de los Estados Unidos.

A continuación recordaremos algunos testimonios de sobrevivientes de aquella siesta calurosa

-Siesta demasiado calurosa, casi infernal.

-Se corta la luz, el ventilador se apaga. Protesto. Me enojo.

-El viento sopla y el auto estacionado en la calle se mueve mucho. Mi papá quiere salir. No lo dejamos.

-Se escucha un ruido estruendoso, único, aterrador…¡Un tren gigante en el cielo!

-Luego la calma y la lluvia. Las gotas parecen electrizadas a través de la persiana entreabierta. Otra vez silencio y calma…

-Salimos a la vereda y contemplamos el desastre. Ramas, árboles y chapas por todos lados. Gente que corre. Camionetas con heridos.

-Murmullos. Ruidos. Gritos. Lamentos. Llantos. Ladridos. Sirenas. Sonidos que nunca olvidaremos…

-A la noche, sentados alrededor de la mesa, escuchamos en nuestra pequeña radio la lista de todas las personas que no sobrevivieron. Mi padre llora, está muy conmovido y triste. Nosotros nos miramos, bajamos la cabeza sin hablar pensando ¿Y ahora qué…?

Por Beatriz Viviani de Grosso

-Es posible explicar lo inexplicable.

-Aquel 10 de enero de 1973, San Justo amaneció como los clásicos días de verano, caluroso, pesado, nada hacía presagiar el tremendo drama que tendría que vivir horas después.

-Lentamente, la naturaleza se iba preparando para ofrecer una trágica función inolvidable, incomprensible, con un solo objetivo: destrucción y muerte.

-Al promediar la mañana el cielo comenzó a ofrecer una gama de colores no habituales, se percibía una tormenta como tantas otras. Creo que la vida familiar se iba desarrollando como todos los días, almuerzo y siesta. De pronto todo cambió y directa o indirectamente toda la población se vio inmersa en un terrible caos, bastaron pocos segundos nada más.

-En mi caso dos hechos puntuales. Mi hija dormía como todos los días en su cama al lado de la ventana, como se había desatado la tormenta y se escuchaban ruidos raros, la llevamos a dormir a nuestra cama, cuando volvió la calma, nos levantamos y vimos algo increíble; un enorme tirante de madera de mas o menos 4 metros había atravesado la persiana de madera SIN ROMPER NI UNA SOLA TABLA y se había clavado como una lanza en el centro del colchón que cubría la cama donde minutos antes estaba durmiendo mi hija.

-Sin comprender nada, salí, vi gente que venía de la pileta de Sanjustino, llorando, y gritando cosas incomprensibles, caminé una cuadra hasta llegar a Boulevard Roque Sáenz Peña-vivo en calle Santa Fe entre 9 de Julio y Batalla de Tucumán- el cuadro era desolador, destrucción y muerte, una réplica de Berlín bombardeada por los aliados en la segunda guerra mundial.

-Sin darme cuenta donde estaba parado, solo miraba sin entender nada, una casa totalmente arrasada, reducida a escombros y como una postal de otra dimensión una camioneta Chevrolet, las ruedas para arriba,”acostada” en una cama de matrimonio. De pronto escuché una voz que me decía “es la casa de tu hermano”.

-Creo que después de esta dolorosa experiencia la población dejó de ser un poco ella misma para ser un poco más de los otros…! Ah… a mi ventana la dejamos sin arreglar, como un mudo testigo de una tragedia que pudo ser y que a Dios gracias no fue.

Por Lionel Adam

-Era un 10 de Enero 1973 aproximadamente las 13. El cielo estaba tormentoso. Yo vivía en la calle Figueredo 2133 estábamos almorzando, con mis padres y un amigo de familia, de repente se largó un poco de viento no fuerte y cayeron algunas gotas.

-En ese momento sentimos un ruido fuerte en el patio, había caído un pedazo de madera de un juego de un parque que estaba en la calle Batalla de Tucumán y Ruta 11, actualmente donde está el parque de los tubos.
Intrigados y preguntando que pasó salimos con mis padres y ese hombre en su auto para el lado del parque, cuando llegamos, unas cuadras antes de la ruta 11 era algo increíble. Era sólo escombros ya que no había calles, casas, eran llantos gritos pidiendo ayuda. Gemidos debajo de los escombros. Llegamos al lugar, sin pensarlo, era levantar heridos y trasladarlos a las clínicas y hospital.

-En ese momento yo tenía 16 años y recuerdo la gente cortada agonizando, todo el pueblo colaboraba, chicos grandes, todos estábamos en ese lugar.

-En los lugares de atención no había lugar donde poner más heridos, en los pasillos, en el suelo, era muy triste pero el coraje y la solidaridad sobraba.

-Al atardecer la policía hacía quedar los autos para llevar los muertos y sólo quedaban los hombres así que nosotros con la ropa llena de sangre volvimos muy tristes, pero tranquilas. Creo como todas las personas que colaboraron, nos tuvimos que volver a casa perdidas en los escombros porque no había calles hasta salir del lugar.

-La ciudad a oscuras por varios días estaba de duelo total.

Por Matha Gómez 

Hay miles de estas historias recorriendo cada rincón de esta ciudad que con el paso del tiempo fue creciendo y dejando atrás aquello tan atroz.

Pueden visitar mas comentarios en: https://tornadodel73.wordpress.com/ 

Al terminar el paso del tornado ―a las 14:25 aproximadamente― llovió copiosamente durante una hora más.

Los vecinos se organizaron rápidamente para socorrer a las víctimas. En el pasillo de entrada de la jefatura de policía y en el hospital de San Justo alinearon decenas de cadáveres para ser identificados por familiares o amigos. Muchos estaban desnudos (la fuerza del viento rompía y arrancaba las ropas) y cubiertos con frazadas. La mayoría había muerto por fracturas múltiples, o por los fuertes golpes o heridas producidos por «proyectiles» (objetos lanzados por el viento). En general estaban manchados de color marrón oscuro (debido a la sangre mezclada con tierra).

Todas las radiocomunicaciones se cortaron. Debido a la ausencia de radioaficionados (provistos de grupo electrógeno para poder transmitir sin electricidad de red), la noticia llegó con atraso a la ciudad de Santa Fe ―capital de la provincia, a 105 km al sur de San Justo― ya que los mismos automovilistas que transportaban a los heridos dieron la trágica nueva.

Unas 2000 personas quedaron sin hogar, en total indigencia, sin nada que recuperar.

 

Compartir
ads
ads
ads
ads