El protocolo antipiquetes anunciado la semana pasada por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se pudo ver en acción desde temprano en varios accesos a la Ciudad de Buenos Aires, en estaciones de trenes y hasta arriba de los colectivos, con efectivos de diferentes fuerzas realizando requisas en el transporte público o grabando a los pasajeros.
La marcha de las organizaciones sociales en centro porteño para protestar “contra el ajuste” comenzó alrededor de las 16 y a los pocos minutos se produjeron los primeros incidentes en Diagonal Norte y Maipú, cuando las diferentes columnas se dirigían rumbo a la Plaza de Mayo.
Desde el gobierno porteño habían advertido que no se permitiría cortar el tránsito vehicular. Sin embargo, manifestantes del MST (Movimiento Socialista de los Trabajadores) y del PTS (Partido de los Trabajadores Socialistas) avanzaron sobre la totalidad de la Diagonal Norte, los efectivos intentaron desalojarlos para habilitar al menos un carril y, tras una serie de empujones, varios militantes terminaron en el piso.
La Policía, incluso, quiso arrebatarles una bandera que portaban entre varios manifestantes, pero no lograron su cometido. Las columnas, por su parte, lograron avanzar y continuaron su marcha rumbo a Plaza de Mayo.
En el operativo desplegado para la manifestación pudo observarse también la presencia de agentes de la Policía Federal, Gendarmería y Prefectura. Al ser consultado por la prensa, el secretario de Seguridad porteño, Diego Kravetz, aseguró que eso no respondía a una solicitud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. “Pregúntenle a Patricia Bullrich. No es pedido nuestro”, fue la respuesta que le dio el funcionario a Adrián Salonia, periodista de C5N.
