Fayt fue integrante de la Corte desde el regreso de la democracia, en 1983, hasta fines de 2015, un día después de concluída la gestión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien intentó removerlo del cargo en los últimos años.
El ex magistrado resistió esa movida y dijo que se iba a ir después de que la entonces jefa del Estado abandonara la Casa Rosada, cosa que cumplió un día después, el 11 de diciembre del año pasado.
Hoy era una incógnita el lugar del velatorio, ya que el propio abogado Rizzo recordó que “él no quería que lo velen en Tribunales”. Fayt tenía 98 años al momento de su fallecimiento: el 1 de febrero iba a cumplir 99.
Rizzo instó al Gobierno a “que declare duelo nacional por la muerte del maestro Carlos Fayt”.
Fayt nació en el seno de una tradicional familia católica salteña, oriunda de Tartagal, tenía raíces sirio-libanesas y políticamente se alineó con el socialismo.
Profesor emérito de la UBA y titular en la Universidad de Belgrano, Fayt fue también director del Instituto Argentino de Ciencia Política, entre otros cargos.
El 15 de septiembre de 2015, Fayt presentó su renuncia a la Corte Suprema, que se hizo efectiva a partir del 11 de diciembre del mismo año. Fayt también fue objeto de solicitudes de juicios políticos, y no sólo el kirchnerismo intentó removerlo con el argumento de su avanzada edad, ya que en su momento también lo hizo el ex presidente Eduardo Duhalde. En 2015, la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados —a pedido del Jefe de Gabinete Aníbal Fernández y de legisladores oficialistas— aprobó el pedido de una evaluación psicofísica de Fayt.
La actual vicepresidenta de la Corte, Elena Highton de Nolasco, dijo esta noche: “Lo estábamos extrañando desde que se fue” y lo recordó como “un hombre importante y de muy buen humor”.