“Recen por mi chiquita”, dijo Soraya, la mamá de una niña que sufrió la picadura de un alacrán cuando estaba en su casa de barrio San Agustín, en la capital entrerriana y debió ser internada de urgencia en el hospital materno infantil San Roque.
El alacranismo o escorpionismo es el cuadro clínico, potencialmente grave y letal, que se produce por la picadura e inoculación de veneno de diferentes especies de alacranes (o escorpiones) del género Tityus. Se trata de intoxicaciones agudas que constituyen una emergencia médica para la cual se cuenta con un antídoto efectivo.
El peligro proviene de la ponzoña que deja la picadura. El veneno es una neurotoxina que actúa sobre las terminales nerviosas periféricas del sistema nervioso simpático y parasimpático, con liberación de mediadores químicos responsables de los síntomas. Se manifiesta principalmente por el dolor en el sitio de la picadura y una gama muy amplia de signos y síntomas locales y generales, que se expresan con diferentes grados de severidad, pudiendo llevar a la muerte. Cabe aclarar que si el veneno es inoculado directamente en un vaso sanguíneo el dolor puede faltar o ser poco importante. Poco tiempo después aparecerá la sintomatología general.
a) Síntomas locales por picadura:
• dolor, (sensación de quemadura)
• edema
• eritema localizado (enrojecimiento)
• sensación de adormecimiento o anestesia alrededor de la picadura
• contracciones musculares fibrilares
• en niños es más frecuente la excitación y el temblor generalizado acompañado de llanto o gemidos constantes.
• en ciertos casos, en la zona de la picadura, puede encontrarse “piel de gallina”.
b) Síntomas generales o sistémicos por picaduras:
• piel pálida y sudorosa
• fiebre inicial y luego hipotermia (a causa del shock)
• cefalea, vértigo, astenia con somnolencia o bien estado de agitación y delirio.
• sialorrea (aumento de la salivación), rinorrea (secreción nasal) y epífora (lágrimas), tríada de real importancia diagnóstica. La sialorrea es de aparición precoz, en casos graves puede llevar a la asfixia sobre todo en niños pequeños.
• vómitos acuosos, distensión abdominal, cólico intestinal, diarrea, relajación esfinteriana
• perturbaciones visuales, (movimientos oculares rápidos y visión borrosa)
• dolor muscular y articular (mioartralgia)
• taquipnea, taquicardia, tendencia hipertensiva en la primer etapa o bradicardia precedida o acompañada de arritmias (extrasístoles) hipotensión franca, sudoración profusa, insuficiencia cardíaca, edema pulmonar en caso de shock. Los casos severos también pueden acompañarse de convulsiones y paro cardíaco.
• disminución o ausencia de producción de orina (oligoanuria)
Existen algunos factores que modulan la severidad de la intoxicación y entre ellos se destacan la edad, (por lo general la población más afectada son los menores de edad, sin distinción de sexo); el peso, el estado nutricional, la presencia de enfermedades (como asma, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, diabetes) y la especie del alacrán, el número y lugar de picadura, (son más frecuentes en los miembros inferiores, ocurren preferentemente de noche), la cantidad de veneno inyectado y la época del año, (noches de mucho calor, así como en los días que amenaza tormenta).
Diagnóstico
De fácil reconocimiento cuando se logra identificación del animal agresor. Sin embargo, aun en ausencia de este importante antecedente, el dolor local, generalmente intenso y de carácter punzante asociado a una llamativa hipersecreción salival, lagrimal, con obstrucción nasal o rinorrea, constituyen manifestaciones clínicas sospechosas de alacranismo, sobre todo cuando se comprueban en menores de corta edad.