Por su parte, el arquero Sebastián Sosa podrá continuar el proceso judicial en libertad. Además, todos deberá abonar una caución de $50 millones.
Cufré y Florentín, están acusados de abuso sexual agravado por la participación de dos o más personas, que cuenta con una pena de 8 a 20 años de prisión. En tanto, Abiel Osorio es acusado por abuso sexual simple. Mientras que el uruguayo está acusado de ser partícipe secundario.
El duro relato de la joven que denunció a los jugadores de Vélez
La joven de 24 años denunció que el 3 de marzo, luego del partido entre Atlético Tucumán y Vélez, en la habitación 407 de un hotel céntrico de San Miguel de Tucumán fue abusada sexualmente por los cuatro futbolistas del Fortín: Sebastián Sosa, Abeil Osorio, José Florentín y Brian Cufré.
En la audiencia de este lunes, la comunicadora aseguró que “primero que nada voy a arrancar diciendo que para mí esto va a ser mi prisión, porque mi vida es un infierno y una cárcel desde hace tres semanas, me parece una locura”. “Tengo miedo de que se fuguen. Los medios económicos los tienen y las posibilidades también. No me parecería justo que ellos pasen lo que queda del juicio en una casa, en un country, con pileta, con un arco de fútbol pasándola bien cuando mi vida es un infierno hace tres semanas”, señaló.
En ese sentido, remarcó que ella no puede ir a ningún lado sola. “Me han filtrado la cara por chats de parte de ellos. Ese celular no es mío, los mensajes no salen de mi celular tampoco. Me han filtrado el domicilio. Me han filtrado el DNI, el nombre y todo. No puedo ir sola, ni siquiera comprar un libro al shopping por la mirada de la gente. Los comentarios que me han llegado han sido aberrantes. No solamente me han quitado la dignidad, la sexualidad, me han quitado la carrera, los sueños, la felicidad, la sonrisa y sobre todo, las ganas de vivir pero sigo viva y sigo más fuerte que nunca y yo por eso voy a denunciar para que se haga justicia”, destacó.
“Es al otro día a la tarde cuando tengo la cabeza en frío, la mente en frío y me empiezo a acordar de lo que me habían hecho. Ahí mi cabeza era otra y yo dimensiono lo que me hicieron. Y un detalle no menor, Sosa me chatea en dos momentos. Me empieza a decir Sebastián Sosa, que en mis recuerdos son de verlo dormido, que él me ve bien, que yo siempre estuve bien, ¿entonces, en qué quedamos? o él me veía, era un espectador de lujo de lo que me hacían las otras tres personas, en momentos alternados, o él dormía, como en mis recuerdos de que él dormía”, concluyó.
Con información de C5N