Un signo de época en esta Argentina 2025 es la bajísima participación ciudadana en las elecciones. En Santa Fe había quedado en evidencia el pasado 13 de abril, cuando se realizaron las primarias locales que coincidieron con los comicios generales para convencionales reformadores, y volvió a repetirse este domingo 29 de junio.
Según los datos del escrutinio provisorio, apenas el 46% del electorado fue a las urnas en la ciudad de Santa Fe y el 48% en Rosario. Es el registro más bajo desde la recuperación de la democracia en 1983 y es un fenómeno más notorio en las grandes ciudades que en las pequeñas localidades.
La Secretaría Electoral de la provincia había informado, en el corte de las 16:19 (a menos de dos horas del cierre de la votación), que había sufragado apenas el 46% del padrón en la provincia. Tras el cierre de los comicios, el titular del organismo, Pablo Ayala, estimó que la participación a nivel provincial, en promedio, fue del 52%.
Elecciones en Santa Fe: la participación más baja desde 1983
Los datos del escrutinio provisorio no permiten observar esa cifra a nivel provincial, pero sí ciudad por ciudad. La sostenida caída de la participación electoral en Santa Fe se empezó a profundizar a partir de 2015 y desde entonces se volvió una tendencia. En este 2025 se observó la cifra más baja de los últimos 42 años.
El fenómeno se repite en todo el país: en las seis elecciones provinciales que se realizaron en forma desdoblada en lo que va de 2025, votó –en promedio– apenas el 57,8% del padrón. El nivel más bajo fue en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (53%) y el más alto en Jujuy (64%).
Que no haya cargos ejecutivos en disputa y que no se haya puesto aún en debate el plebiscito de la gestión nacional –algo que ocurrirá recién en las elecciones legislativas de octubre– explica, en parte, los bajos niveles de participación.
Pero ese no es el único factor: distintos observadores consultados por AIRE coincidieron en señalar la creciente apatía social producto de la falta de respuestas a las demandas más urgentes –sobre todo en la última década–, además de una creciente desconexión entre la gente y la dirigencia política, que no logra “enamorar” a aquellos a quienes pretende representar.
Con información de Aire de Santa Fe