Una madre, hermana, prima o amiga, todas y cada una de ellas pueden ser diagnosticadas con cáncer de mama solo por cumplir con la condición de ser mujer.
Esta enfermedad es la primera causa de muerte por tumores en mujeres en el país. Anualmente, se producen 6.100 muertes al año por esta enfermedad y se estima que se producirán más de 22.000 nuevos casos por año, lo cual representa el 32,1% del total de incidencia de cáncer en Argentina.
Los especialistas coinciden en la necesidad de la prevención de una enfermedad que, diagnosticada a tiempo, tiene un 90% de probabilidad de cura.
En la actualidad bajó la edad de las pacientes que son diagnosticadas con esta enfermedad. “Los diagnósticos se observan a edades cada vez más tempranas”, confirmó a AIRE la doctora Lilia Lugo, mastóloga y jefa del departamento de mastología del Sanatorio San Gerónimo.
La especialista que hace 20 años se dedica a la detección y tratamiento de enfermedades que afectan a la mama aseguró que las pacientes son cada vez más jóvenes. “La verdad que la diferencia en este tiempo es abrumadora. Cuando empecé era anecdótico ver pacientes de 27 o 30 años en el consultorio y hoy las tenemos juntas en la sala de espera”, sostuvo Lugo.
En la sala de espera se puede observar mujeres que no pasan los 30 años que ya fueron tratadas y atraviesan la etapa de control.
“Es contundente, bajó la edad de diagnóstico. No sé si existe explicación de algo muy puntual, al ser multifactorial la enfermedad todo influye”, asegura la médica. El ritmo de vida actual, el estrés y los cambios que tuvo la mujer, una maternidad tardía son factores que influyen en la salud de la mujer. “La mama que completa su diferenciación con el embarazo y la lactancia, pone a la mujer en una categoría de mayor riesgo”, aclara Lugo.
La genética queda descartada como un factor determinante de la patología por la baja incidencia que tiene. “Solo está explicada en diez cánceres de 100, de 7 a 10, en la genética que se piensa como una trasmisión hereditaria”, aclaró la especialista que recalcó que el cúmulo de conocimientos e información es mucho mayor.
Uno de los objetivos primordiales es trabajar para desterrar la asociación negativa que persiste entre el cáncer y la muerte, la cual aún está latente en muchas mujeres. “Sigue habiendo ese temor, porque lo tenemos tan profundamente arraigado que es inmediato”, relata Lugo que cuando tiene que informar a sus pacientes lo primero que hacen es relacionar el cáncer con la muerte.
Esta vinculación es instintiva y surge en las pacientes independientemente de su edad. “En las más jóvenes, al tratarse de casos en los que se da un corte en su vida, no tienen hijos o no están en parejas, la duda surge en torno a cuándo podrá retomar su vida”, aclara.
Lugo recalca que un diagnóstico temprano es la clave para la detección precoz. “El pasar por el filtro que la mamografía a las mujeres que por edad deben hacerse el control, y puede ser el cáncer un hallazgo de la detección precoz, eso va de la mano a favor de la resolución de la patología”, explica la médica.
La importancia de tocarse y los factores claves
El cáncer de mama se caracteriza por ser una enfermedad silente, no refiere síntomas. En ocasiones las pacientes acuden al consultorio asustadas por molestias o dolores que se presentan. ”Esto no es un signo de alerta para nosotros como mastólogos”, sostiene Lugo.
Sin embargo, pueden darse situaciones puntuales en las que cuando la patología comienza es más agresiva que lo habitual y en caso de que tenga un crecimiento rápido, puede generar molestias y dolor como una respuesta del cuerpo que se está defiende ante esa nueva situación. “La idea es venir al control y pasar por el filtro de la mamografía”, reitera.
El autoexamen mamario es una de las pruebas claves para las mujeres. Los especialistas consultados coinciden en la necesidad de dejar el miedo de lado y aprender a conocer el cuerpo.
Tocarse sin pensar puede colaborar para que la persona evite un mal mayor. “En la ducha diaria hacer el examen, tocarse sin pensar, en la medida que si llega a suceder algo diferente uno se da cuenta. No hay mucha ciencia, ni es necesario que uno tenga que saber determinadas cosas, sino solamente conocer esa parte del cuerpo como cualquier otra”, explica la entrevistada.
A pesar de que la enfermedad no presenta síntomas, clínicamente pueden darse situaciones especiales, muy poco frecuentes y puntuales como el enrojecimiento de la mama, sin relación con un embarazo. La picazón del pezón cuando no cede con cremas con corticoides, o cualquier situación anatómica que sea diferente a lo que uno observa habitualmente.
La tríada de estudios que colabora a prevenir y diagnosticar
La medicina ofrece una serie de estudios que colaboran a prevenir y diagnosticar. En ese sentido, Lugo recalcó que lo más certero que existe para la mama y la posibilidad de disminuir al máximo la posibilidad de que se escapen “cosas”, es la tríada de estudios: el examen físico, realizado por un especialista, la mamografía digital que hoy es lo más común, y una ecografía mamaria guiada en base a la mamografía.
“Esa es la tríada para valorar la mama. Esta sumatoria de métodos es la disminución más importante que vemos de posibilidades de que se pasen cosas desapercibidas o se detecten positivas y no lo sean”, enumeró la mastóloga.
La medicina experimentó un gran avance en los tratamientos oncológicos. En lo que concierne al cáncer de mama en particular se produjeron importantes novedades sobre todo en el último año con la aparición de nuevas medicaciones y fármacos oncológicos que están teniendo un impacto revolucionario.
La detección precoz colabora para que la paciente atraviese una cirugía menor y disminuye la posibilidad de hablar de una mastectomía. “Conservar la mama sacando solamente el tumor y no tener que ser invasivos a nivel axilar”, aclara la especialista.
En el ámbito quirúrgico cada vez se realizan procedimientos menos invasivos, y en el caso de las mastectomías, que anteriormente se consideraban necesarias para una opción reconstructiva hasta dos años después del evento, hoy son pocas las mujeres para las cuales no es posible plantear una reconstrucción inmediata. “En el mismo acto quirúrgico se realiza la mastectomía para sacar la glándula mamaria, conservando piel, en muchos casos y cada vez más la areola y el pezón. Se coloca una prótesis en el mismo acto quirúrgico que se realiza con un grupo de cirujanos y especialistas”, explicó Lugo.
En la actualidad, a nivel general la recuperación de una paciente demandará en promedio un año. El tratamiento abarcará quimioterapia, cirugía y radioterapia que son los tres pilares para el tratamiento de la enfermedad.
A modo de balance Lugo recomendó dejar de lado los miedos, ya que la posibilidad de padecer cáncer de mama es lo más frecuente que puede pasarle a una mujer.
“Brindar por la salud primero, porque siempre vamos a tener como mujeres a alguien o pasaremos por la enfermedad y en esa frecuencia saber que es lo que nos puede pasar pero no es de lo que nos morimos”, agregó la especialista.
Por otro lado recalcó que la concientización es el pilar para derribar los miedos que generan la falta de conocimiento. “Lo importante es no tener miedo y consultar, existen un montón de tratamientos independientemente de que no sea un diagnóstico precoz”, aclaró.
Con información de Aire de Santa Fe

